G.O.A.T.
Una fuerza insaciable avanza como línea tensa, se curva, se desgarra, pero jamás se rinde. En su trayecto conviven la gloria y el vacío, la exaltación y la caída, como reflejos de un mismo destino. La ambición se escribe en esa tensión: un pulso que reclama siempre más, donde el movimiento no concluye en la victoria, sino en la condena perpetua de ir más allá, aun cuando el límite se haya desvanecido.
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